
05 Ene ¡Cómo inmunizarse contra la gripe y resfriado!
En el post de hoy os hablaré acerca de las medidas que podemos hacer para evitar la gripe y el resfriado, enfermedades tan comunes sobre todo en invierno, mediante la estimulación natural del sistema inmunitario que nos proteje de ellas. Al final del artículo os dejaré varios links de Amazon para que podáis tener acceso a los mejores productos naturales activadores del sistema inmunitario y que mejoran nuestra salud, pero antes de nada voy a aclarar qué es el sistema inmunitario y cómo funciona.
El sistema inmunitario es el conjunto de mecanismos de defensa que presenta el cuerpo humano ante las enfermedades infecciosas (producidas por patógenos).
Hay dos tipos de inmunidad:
a) Congénita:
Conjunto de mecanismos defensivos que ya tenemos al nacer. Es una inmunidad inespecífica, general. En ella tenemos barreras físicas como la piel, que dificulta el paso de los patógenos al interior del cuerpo, o secreciones como la saliva o los ácidos del estómago con sustancias antimicrobianas que destruyen a los gérmenes. También nacemos con unas células especializadas en capturar y digerir patógenos un tipo de glóbulo blanco llamado fagocito.
b) Adquirida:
Se adquiere a lo largo de la vida del individuo a causa de la exposición de este a los patógenos tras atravesar las barreras anteriores.
Esta respuesta inmunitaria se produce mediante la actuación simultánea de los linfocitos B y T.
Como se ve en la imagen de arriba, cuando la bacteria entra en el cuerpo, los macrófagos las devoran en el proceso llamado fagocitosis y al hacerlo exponen alguno de los fragmentos del patógeno en su membrana. Estos macrófagos se unen a células T cooperadoras específicas a ese antígeno. Esta unión induce a las células a expulsar una sustancia llamada interleucina cuya presencia estimula la activación y proliferación de los linfocitos T citotóxicos y B. Los linfocitos T reconocerán a toda célula infectada de nuestro cuerpo con el antígeno específico contactando con ella y destruyéndola mediante la liberación de sustancias tóxicas.
Por otro lado cuando las células B se activan por la presencia de células T cooperadoras, se dividen formando las células plasmáticas que generan anticuerpos específicos para destruir ese antígeno, que es el patógeno que nos ha producido la enfermedad. Los anticuerpos se unirán al patógeno inutilizándolo y marcándolo para que sea más fácilmente reconocido por los macrófagos que lo devorarán.
Algunas células B no se convierten en células plasmáticas si no que quedan con la información del anticuerpo en nuestro cuerpo a modo de reserva por si ocurriera una nueva infección. Son las células B memoria.
Y es precisamente este mecanismo el que la ciencia usa a través de las vacunas
para conseguir la inmunidad. De hecho, cuando nos vacunamos lo que ocurre es que se nos inyecta al patógeno (virus o bacteria) que nos causa la enfermedad pero debilitado para que no enfermemos (tratado con calor, o simplemente se nos inyecta el fragmento de este patógeno necesario para producir la respuesta inmunitaria), entonces en nuestro cuerpo se desencadenará toda la respuesta anteriormente explicada quedando al final estos linfocitos B memoria con los anticuerpos específicos en inutilizar a ese patógeno concreto (virus de la gripe o resfriado por ejemplo). Así si nos volviéramos a contagiar del mismo patógeno, estas células B memoria que ya conocen el arma (anticuerpo) capaz de destruir el patógeno se activarían de inmediato impidiendo que el patógeno se reproduzca en nuestro cuerpo infectándonos y causándonos la enfermedad.
Por esto la vacunación nos protege de las infecciones y nos hace inmunes ya que mediante esta estrategia se consigue que nuestro cuerpo fabrique de modo natural las células memoria que contienen el arma específica capaz de destruir a ese virus o bacteria nocivo.
Pero ¿existen otras maneras de potenciar nuestra inmunidad?
Obviamente sí. Fortaleciendo nuestro sistema inmunitario para que esté siempre alerta y activo dispuesto a combatir eficazmente a los patógenos causantes de las enfermedades.
Y Para ello tenemos la vitamina C, plantas como la Echinacea y los oligoelementos.
Vitamina C:
Fórmula: C6H8O6
En humanos, primates y cobayas, entre otros, la vitamina C no se sintetiza, por lo que debe ingerirse a través de los alimentos.
Su carencia produce una enfermedad llamada escorbuto.
Gorton et al en 1999 obtuvieron en sus estudios que los síntomas tanto del constipado como la gripe se redujeron en un 85% en los pacientes a los que se les administraron megadosis de vitamina C en comparación al grupo control al que no se le suministró.
Además el ácido L-ascórbico o vitamina C es un donador de electrones natural con lo que palia el daño oxidativo de los radicales libres y otras sustancias tóxicas dañinas que empeoran nuestra salud teniendo por tanto un papel destacado en nuestro sistema inmunitario. Además la vitamina C es esencial para la síntesis del colágeno favoreciendo el buen estado de nuestra piel, que como ya hemos dicho es la barrera primaria ante las infecciones.
Así pues, aunque tanto el resfriado como la gripe son producidos por virus ante los cuales la vitamina C no actúa directamente, al ser un activador del sistema inmunológico reduce tanto la incidencia como la severidad de los síntomas de resfriado común aumentando la resistencia a dichas enfermedades.
Además, la suplementación con altas dosis de vitamina C estimula la actividad fagocítica y de los linfocitos T lo que produce tener un sistema inmunitario más activo.
Oligoelementos
Los oligoelementos, son elementos químicos simples pero fundamentales para el buen funcionamiento del organismo, aunque no sean necesarios en grandes cantidades, ya que actúan como enzimas que facilitan las reacciones químicas de nuestro cuerpo al facilitar la atracción de moléculas y su conversión en productos finales específicos. Ciertos oligoelementos ceden o aceptan electrones en reacciones de oxidación o reducción. Varios oligoelementos proporcionan estabilidad y una estructura tridimensional a ciertas moléculas. Hay que señalar que tanto su ausencia como su exceso puede ser perjudicial para el organismo, llegando a ser tóxicos para el hígado si se abusa de ellos, por lo que es necesario mantener el adecuado equilibrio en el cuerpo de estos nutrientes. Entre ellos por su actuación en el sistema inmunitario destacan:
CU(cobre)
Se encuentra como componente en la mayoría de los anticuerpos, por lo que resulta de especial importancia para nuestro sistema inmunológico favoreciendo los procesos de curación, además de ser responsable de la absorción óptima de la vitamina C. La dosis diaria de cobre oscila entre los dos a tres miligramos.
ZN(Cinc)
Es componente de al menos 160 enzimas. De vital importancia para el sistema inmunológico. El zinc mejora las propias defensas del organismo, en especial a medida que envejecemos. Reacciona con metales pesados como el cádmico, el plomo o el mercurio, con la que anula su toxicidad. Se necesitan 15 mg diarios.
Además de estos elementos naturales tenemos el efecto beneficioso como bactericida y estimulante del sistema inmune de una planta originaria de norteamérica conocida como Equinacea (Echinacea purpurea/angustifolia)
La Equinacea es un estimulante general del sistema inmune y ayuda a disminuir la incidencia y severidad de los catarros y la gripe. Tanto en experimentos realizados con animales como en humanos, los preparados de equinácea administrados por vía oral o parenteral actúan sobre el sistema inmunitario produciendo diversos efectos:
Estimulación de la fagocitosis (Se observó en los animales estudiados tras la inyección de la fracción polisacarídica de la Equinácea un aumento del número de leucocitos y una aceleración de la velocidad de circulación sanguínea de los mismos, así como una gran elevación de los granulocitos y de la fagocitosis histogénica y hematológica . Se vio también que la actividad de los polisacáridos de la Equinácea, inhibían la infección producida por Cándida albicans).
Inducción de la producción de citoquinas.
Estimulación de la proliferación linfocitaria.
Inhibición de la síntesis de prostaglandinas y leucotrienos, e inhibición de la enzima hialuronidasa bacteriana por lo que tiene un efecto antiinfeccioso indirecto, entre otros. El extracto de Equinácea impide la capacidad despolimerizante de la hialuronidasa, tanto a nivel de la cápsula del germen, como sobre los elementos intracelulares, es decir, tienen un efecto antinfeccioso indirecto. La actividad antihialuronidasa de 0,03 ml. de Equinácea, corresponden aproximadamente a 1 mg. de cortisona y dosis siete veces superiores, inhiben la hialuronidasa al 100%.
Algunos extractos poseen también actividad cicatrizante de heridas, antiviral, antibacteriana y antifúngica
Actúa también elevando el nivel de properdina (indicador no específico del poder de resistencia del organismo, interviene en la lisis bacteriana) mediante una acción bifásica de la Equinácea, primero se produce una caída en el momento de la inyección, para después aumentar progresivamente y durante largo tiempo. El mantenimiento de la tasa de properdina, está en relación directa con la liberación de polisacáridos, desde el momento que aparecen cambios del tejido intercelular.
acción antinflamatoria que puede atribuirse a la equinacina o a sustancias lipófilas como los fitoesteroles
Produce una elevación del nivel de interferón. El interferón, es un producto celular natural que se forma en respuesta a virus u otros ácidos nucléicos extraños. Puede descubrirse incluso dos horas después de la infección. Es liberado por las células infectadas y estimula la producción de proteína inhibidora de la traducción en otras células huéspedes. La TIP se fija a los ribosomas celulares y bloquea selectivamente la traducción de RNA mensajero del huésped, y por lo tanto permitiendo una función celular normal en el huésped.
Estos efectos son el resultado de la combinación de la actividad de varios constituyentes, en particular, polisacáridos y glicoproteínas, alquilamidas y ácido achicórico.
En conclusión, pese a que últimamente han aparecido sectores en la población que se muestran reticentes a la vacunación, está científicamente demostrado y abalado por la experiencia desde el siglo XIX de que vacunarse evita el desarrollo de las enfermedades contagiosas como la gripe, al promover la aparición de células memoria con la información específica para la creación de los anticuerpos que destruirán al patógeno.
Y pese a que las infecciones se producen por el contacto del organismo con patógenos como virus y bacterias ante los que la vitamina C , o los oligoelementos no actúan directamente, dado su poder como antioxidante como es el caso de la vitamina C, que desactiva el poder tóxico en nuestro organismo de ciertas sustancias, o bien por su papel de enzimas como los oligoelementos que actúan favoreciendo reacciones químicas de nuestro cuerpo y por tanto haciendo más activo nuestro sistema inmunitario, o siendo componentes de los propios anticuerpos, como el Cu, o como en el caso de los componentes químicos de la Echinacea de probado carácter antibacteriano , antiviral y antifúngico, el suplementarse con estos elementos al menos durante los meses de invierno en los que tanto el frío como el estrés que sufrimos en esta época baja nuestras defensas, contribuye sin duda a prevenir las enfermedades, tener más activo nuestro sistema inmunitario y por tanto mejorar nuestra salud.
A continuación os dejo los link a las páginas de Amazon donde podréis encontrar algunos de los mejores productos calidad /precio para fortalecer vuestro sistema inmunitario de forma natural. Ergyviol es un coctel de oligoelementos para restablecer el buen funcionamiento general del cuerpo y sistema inmunitario. Tanto Lamberts como Esi tienen Echinacea de excelente calidad y precio y la vitamina C que recomiendo de laboratorios Esi es la de efecto retardado, es decir, que se va liberando paulatinamente a lo largo de horas de la ingesta, evitando que se acumule en sangre y sea por tanto eliminada por la orina, con lo que se mejora mucho más su absorción y eficacia.
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