
11 Jul Descubrimiento de una nueva especie en España.
La sierra de Espuña en Murcia, una típica serranía mediterránea de pinares y matorrales termófilos, es decir, adaptados a las altas temperaturas y la sequía extrema de los tórridos veranos del levante español, es el hábitat de diversas especies de gran interés, pero hoy vamos a hablar de una recientemente descubierta que a primera vista pasaría desapercibida al ojo profano poco experto y no acostumbrado a observar la naturaleza. Posado sobre un arbusto de escobón (Dorycnium pentaphyllum), un diminuto insecto que imita a la perfección una ramita mecida por el viento, aparece ante nuestros ojos. Se trata de Pijnackeria barbarae, un insecto palo cuyo único lugar en el mundo es esta sierra murciana.
Solamente durante los meses de primavera y verano es posible encontrar a estos curiosos animales en forma de rama, que pasan los días inmóviles para no ser vistos por los depredadores. «Pijnackeria barbarae» es una de las 13 especies de fásmidos, es decir, de insectos que se asemejan a palos u hojas que se conocen en la península ibérica. Esta especie fue encontrada y descrita en 2013 por científicos italianos, pero consideraron que las poblaciones de Sierra Espuña pertenecían a Pjnackeria hispánica, una especie ampliamente distribuida en nuestra península. Los estudios actuales parecen descartar esta hipótesis y catalogan a este insecto palo como una especie nueva y distinta a la anterior.
Estos insectos sólo se pueden encontrar durante los meses de primavera y verano, ya que siendo animales ectotermos, es decir, de sangre fría,no soportan las bajas temperaturas. Tras varias mudas, los insectos palo van creciendo hasta alcanzar unos 5 cm en las hembras y algo menos en los machos que además son más esbeltos. Por el día los insectos palo pasan el tiempo ocultos e inmóviles en los arbustos donde viven, asemejándose al máximo a las ramitas de su entorno, de las que copian posición, e incluso llegan a imitar los movimientos de las hojas circundantes mecidas por el viento con rítmicos movimientos de su cuerpo. Llegado el final del verano, la hembra pone los huevos bajo tierra cerca de las plantas de las que se alimentan para que cuando a la primavera siguiente eclosionen, las ninfas puedan alimentarse sin problemas. Llegado este tiempo, las ninfas realizarán varias mudas a lo largo de la primavera y verano, llegando al estado adulto y reproduciéndose cerrando el ciclo.
Tratándose de una especie endémica de Sierra Espuña, de densidad desconocida, hace prioritaria su protección y la de su entorno, y en especial aquellos lugares donde crece el escobón, la planta donde se alimenta un nuevo fantasma del bosque animado ibérico, el insecto palo de Sierra Espuña.
Por Javier Marcos.
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